En invierno la
piel está expuesta a muchos factores que la debilitan: el frío, la sequedad, la
calefacción, la nieve e incluso el sol. Pero también es en el invierno cuando
se encuentra más receptiva a los cuidados que le brindamos. Aprovechá lo que
queda y dale un shock de cuidados intensivos.
Una vez por
día: Por la mañana, bastará con lavarse la cara sólo
con agua tibia. Luego, te pones una crema hidratante adecuada para tu tipo de
piel (seca, mixta, normal o grasa). No salgas de casa sin protección solar.
Por la noche, es
importante limpiar la piel (especialmente el cutis) de todas las impurezas que
se adhirieron a lo largo del día. Si acostumbras a maquillarte, usa tu
demaquillante de siempre. En todos los casos es bueno lavarse con un jabón de
pH neutro como el de avena que limpia restos del demaquillante y no elimina la
grasitud natural de la piel.
En la ducha,
usar esponja vegetal para hacerse un masaje suave en forma circular remueve
células muertas y mejora la circulación general. Luego se completa el ritual
con una crema hidratante para el cuerpo.
Una vez por
semana: Realizar una exfoliación semanal te dará
beneficios que podrás sentir al instante y que agradecerás con el paso del
tiempo.
Las mascarillas
humectantes también son una opción que podemos hacer en casa y nos dejan una
sensación muy reconfortante.
Una vez al
mes: Se recomienda hacer una limpieza profunda de
cutis por una persona especializada y un drenaje linfático o masaje completo.
Lo más difícil
es empezar. Ponele pilas y pensá en lo poco que falta para que llegue la
estación de las flores. El color se impone y la piel empieza a estar más
descubierta. Entonces, habrá que hacer de estos consejos un hábito y, cuando
llegue el momento de los vestidos y las bikinis (One, por supuesto!!!),
disfrutar, con orgullo, del trabajo realizado.
No olvides que
la salud se vuelve belleza.